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Iglesia de San Benito Abad



La iglesia parroquial de Barajas se encuentra a la entrada del pueblo, al borde mismo de la carretera de Navarredonda. Un muro granítico con verja cerca el espacio anterior.

Es un templo sencillo y alargado, con cabecera poligonal (de cinco lados) orientada y sin decoración ni contrafuertes.

La fábrica es diferente según las partes; la cabecera presenta sillarejo con sillar en el tercio superior; los lienzos sur y norte lucen sillar (mejor labrado en el norte); la sacristía vuelve al sillarejo con sillar en las esquinas y, por último, la torre campanario, de sillarejo con sillar en el cuerpo de campanas.

Siguiendo con la torre campanario, a los pies de la iglesia, es de singular estructura. Consta de dos cuerpos -en vertical- diferenciados en grosor: el más exterior es de menor grosor, consta de dos cuerpos separados por imposta y luce dos vanos de medio punto para las campanas; el otro es de mayor anchura y cubiertos -como aquélcon tejado a doble vertiente. Se accede al campanario subiendo una escalera granítica que conduce a una pequeña puerta abierta en la confluencia de los dos cuerpos verticales de la torre. En el arranque del antepecho de la escalera hay un motivo ornamental típico de la transición del XVI al XVII, la bola escurialense sobre tronco piramidal.



Los vanos que iluminan el interior se encuentran todos en el lienzo sur y cabecera; sólo uno aparece en el muro septentrional, a los pies de la iglesia.

La entrada al templo se realiza a través de una puerta de medio punto en el muro sur. Ancha pero baja, luce marcadas dovelas y gruesas jambas y está cobijada y precedida de un pórtico sobre rústicas columnas toscanas. La cubierta del pórtico es moderna, de teja y madera, con dos vertientes y un plano recto, lo que condiciona la distinta altura de las columnas.

En un pequeño lienzo de muro que, a los pies de la iglesia, une el muro norte con la torre campanario se encuentra una segunda puerta, también de medio punto y dovelada hasta el suelo, pero hoy día cegada.

Ya en el interior, la iglesia es de tres naves, separadas no por arcos y pilares/columnas formeros, sino por columnas de madera que favorecen la sensación de espacio unitrario.

Tales columnas sujetan la cubierta de madera, de par y nudillo en la nave central y de colgadizo en las laterales.

Vista del interior de la Iglesia


La armadura de par y nudillo central no presenta ningún tipo de decoración, salvo un simple gramilado en los tirantes, que son diez; ni los pares ni el arrocabe lucen ornamentación.

Tampoco en las naves laterales, la armadura tiene decoración. Recientemente se han reforzado las columnas de madera con tirantes de hierro.

Techo de la Iglesia

A los pies de la iglesia se eleva un coro de madera sobre rústicas columnas de granito -en el centro- y sobre sendas habitaciones de madera en cada uno de los extremos. Junto a la habitación izquierda sube al coro una escalera de madera. Arriba, una balaustrada de madera con elegantes balaustres, soportada por una serie de canecillos y, bajo éstos, una gran viga de madera, todo sin decoración. El sotocoro, por último, se soluciona con un sencillo alfarje.

La cabecera, por fin, poligonal de cinco lados, se cubre con una magnífica armadura en ochavo con limas moamares, pero sin pechinas en la transición de la armadura al muro. Apoya directamente sobre los canes, sin arrocabe, entre los cuales aparece un motivo decorativo geométrico en blanco. Las jaldetas se decoran con saetino, el almizate con lazo apeinazado y clave pinjante.

ESCULTURA

El retablo mayor es obra a caballo entre los siglos XVI y XVII. Consta de dos cuerpos y ático, con tres calles. En el cuerpo inferior la estructura es de dos columnas dóricas con estriado helicoidal en los extremos y una única columna al interior, junto al tabernáculo, y un entablamento por encima, con triglifos y metopas con rosetas. En el cuerpo superior, las columnas sólo presentan estriado helicoidal en el tercio inferior del fuste y el entablamento luce una decoración menos clasicista, a base de zarcillos. El ático por fin, tiene forma de frontón clásico, con aletones a los lados y espejos en los extremos.



El tabernáculo es obra posterior, del XVIII, con inscripción "SE HIZO Y DECORO A ESPENSAS DE MARIA GARCIA VECINA QUE FUE DE ESTE LUGAR AÑO l779". Su decoración es la típica dieciochesca de ascendencia churrigueresca, con cortinajes, racimos, volutas, etc. En el centro se abre una hornacina vidriada que hay acoge un Crucificado de madera con serpiente y calavera a los pies del calvario, obra del XX.

El resto de la obra escultórica del retablo aparece distribuida en hornacinas doradas y aveneradas:

- San Roque: talla policromada con la típica iconografía de peregrino enseñando sus llagas a otro apestado (de menor tamaño) y con el perrito fiel a los pies. En la peana aparece una inscripción: "SE RETOCO A DEVOCION DE AGUSTIN SHZ YUSTE". Es obra del XVII, de 110 cm. de altura.

- San Benito: obra en madera policromada del siglo XVII hoy muy deteriorada y sin atríbutos y sólo reconocible por el hábito negro de los Benedictinos primitivos (sin reformar), el báculo (no original) y por la tradición popular que todos los años lo saca en procesión el día de su festividad.

- En la hornacina avenerada central del cuerpo superior se encuentra la imagen de la Virgen del Carmen, obra en madera policromada y revestida, con el Niño en una mano y un libro y el escapulario en la otra, obra del siglo XVIII hoy muy deteriorada y rematada con corona solar.
San Roque


En el lado de Evangelio aparecen dos retablos muy deteriorados. De factura idéntica, forman indudablemente pareja y datan con seguridad del XVIII, con su estilo churrigueresco.

- El primero de ellos está dedicado a San Pedro apóstol, representado como Papa en un lienzo. Mide en conjunto 240 cm. de ancho y se decora con racimos, zarcillos, cabezas de angelitos, etc, todo en madera policromada.

- El segundo, también de 240 cm. de anchura, aunque menos esbelto que el anterior, está en un estado de conservación lamentable, faltándole todas las tallas, perdida la pintura del ático y la policromía de todo el retablo.

Retablo




El resto de la obra escultórica consiste en tallas policramadas exentas, repartidas por toda la iglesia. Entre ellas, una Santa Mártir (probablemente santa Cecilia), de 105 cm. de altura, en madera policromada y con restos de estofado. Es obra del siglo XVI, algo tosca en su factura y modelado del rostro y no conserva más atributos que la palma en la mano izquierda.

Se conserva también un San Ramón Nonato, talla policromada del sillo XVII - Identificable por su vestimenta, pues le faltan otros atributos, está hay deterioradísimo, con partes mutiladas y mucha pérdida de policromía.

A continuación, una nueva talla policramada dieciochesca que representa a una Virgen (local?). Hoy está totalmente cubierta de ropas, aunque no es imagen de vestir, y sólo el rostro es visible de la talla de madera, en todo caso de poco gusto, con un modelado bastante vulgar. Siglo XVIII.

Otra Virgen, en este caso la del Rosario, se conserva en un estado lamentable, con partes mutiladas y toda la policromía y dorado perdido. Es una imagen dieciochesca, muy rígida, con un rostro inexpresivo y poco naturalismo y pericia en la forma de coger la Madre al Niño. Luce hoy un rosario no original.

La relación continúa con un San José con el Niño, talla dieciochesca policromada y repintada recientemente. La talla es dura y tosca, resultando unos pliegues excesivamente voluminosos y poco movidos, y el rostro muy inexpresivo; el Niño, probablemente, no sea original.

Santa Teresa de pequeña dimensiones, en madera policromada y malamente repintada. Del XIX o XX, representa a la santa como Doctora sin pretensiones artísticas.

Más espléndido debió ser, antes de su actual deterioro, un San Juan Bautista del S. XVI, representado con libro y un cordero. En él se entrevé la calidad de la policromía y el estofado, la talla en general (pliegues, cabello) y la línea anatómica.

Y para terminar con la obra escultórica, un crucificado en madera policromada, obra del XVIII, tosco, tanto en modelado y talla como en la policromía, si bien está bien repintado.

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