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Capra pyrenaica victoriae

Por Rafael López Trujillano


ORIGEN E HISTORIA

La presencia de la cabra montés en la península Ibérica se remonta al período Pleistoceno. Las pinturas rupestres así lo manifiestan. El hombre del Magdaleniense cazó con sus armas rudimentarias ejemplares de esta especie. Durante la última glaciación se extendió mucho por las llanuras del área de las cabras salvajes, similares a las existentes hoy en la Sierra de Gredos; con la retirada de los hielos vuelve a subir a la montaña y su zona, en el Holoceno, se reduce a los macizos montañosos muy definidos.



De este animal tuvieron conocimiento los antiguos historiadores, como Varron y Plinio. Los reyes godos, cual esencia del triunfalismo, cazaron en Gredos. Los árabes hablaron del macho montés. Alfonso X "El Sabio", deja constancia de este elegante animal en su libro de "cetrería". Durante mucho tiempo se le atribuyeron hechos y leyendas fabulosas: que respiraba por las orejas y que los ojos le servían para oir; muchas personas creían que la sangre de estos animales tenía poderes curativos para los males, como la tuberculosis, la pleuria, la congestión pulmonar; que ciertas partes del estómago servían para curar la peste y la histeria y que los cuernos tenían sus aplicaciones para curar enfermedades relativas a nuestro tejido óseo.

Pasan las centurias... la nieve y el aire azotan los picos de Gredos. Es un joven rey Don Alfonso XIII, quien caza y ama con toda su plenitud la Sierra de Gredos. El monarca manda construir el "Refugio del Rey", derruido en la actualidad. Funda la guardería del entonces declarado Coto de Caza. En los últimos vastos pinares montañosos de Navarredonda se empieza a contruir también lo que en la actualidad es el Parador de Gredos.


Los años 20, del pasado siglo, fueron malos tiempos. Un abulense, José Mayoral Fernández, publica en la prensa un dramático artículo; iniciaba sus líneas "Como consecuencia de los importantes temporales de nieve en Ávila, se ha hablado en la prensa de la situación angustiosa en Gredos de los machos y cabras monteses. Los pastores las han visto hambrientas morder deseperadamente las puntas de las retamas dejadas libres por la inmensa capa blanca que cubre el suelo". Son los guardas, a su cabeza el mayor, José Núñez, y un grupo de entusiastas quienes logran sortear este obstáculo que podía haber acabado en la extinción de la especie, pues ya se había iniciado su merma.

La creación del Coto Real de Gredos se debe a la iniciativa de don Manuel Amenzúa y del marques de Villaviciosa de Asturias y con el entusiasta apoyo del Rey don Alfonso XIII.


S. M. Juan Carlos I, nieto de Alfonso XIII, junto a Julio Chamorro

Se nombró guarda mayor a José Núñez controlando la vertiente Norte de la sierra, designándose para la vertiente sur a Domingo Blázquez y Julio Chamorro se hizo cargo de de los servicios de Guía oficial para la organización de las expediciones cinegéticas.

El advenimiento de la II República y la guerra de 1.936 pusieron en peligro el coto de Gredos. Los propietarios de los terrenos reclamaban sus derechos de caza y por otra parte los furtivos empezaban a realizar sus fechorías.

Siendo director general de turismo don Luis Bolín, y con el entusiasmo del Marqués de Valdueza, se trasformó el Coto Real en Coto Nacional de Caza y de esta forma se reglamentó la cacería de la cabra montés y de un forma especial su protección por considerarla un ejemplar único.

El zoólogo don Angel Cabrera realiza en 1.914 una gran labor al estudiar las características de la cabra montés y lograr una detenida y precisa clasificación, en un trabajo difícil y a la vez esmerado.

BREVES DATOS FISIOLÓGICOS, ANATÓMICOS Y ZOOLÓGICOS


Estamos ante un animal herbívoro, perfectamente adaptado a la alta montaña. De ahí emanan sus características principales: oído agudo, perfecto olfato, articulaciones ágiles, pezuñas almohadilladas y buena acomodación a la climatología de Gredos.

Sin duda alguna, el rasgo más señalado de la cabra montés es su prominente cornamenta. A través de ella podemos saber de un forma aproximada la edad del animal. Lo cuernos se componen de una serie de surcos o anillos, medrones, de los cuales la primera pareja surge al final del primer año; con igual ritmo se repite la operación de crecimiento de un nuevo par de medrones cada año, siempre que la alimentación haya sido normal. Según los estudios de zoólogos suizos, los cuernos crecen durante los nueve o diez primeros años, después el crecimiento prosigue, pero más lentamente, y, a partir de los quince años de edad, se estabilizan. Parece lógico deducir que los anillos de los cuernos puede ser el modo más fácil de conocer la edad de las monteses, no sólo en los machos sino también en las hembras. No es posible asegurar nada, por ahora, ya que ni siquiera en los primeros está demostrado que sea exacto el cálculo de la edad, realizado por una simple observación.


Trofeo de Oro

Un procedimiento es hervir la cornamenta para que se separen los distintos anillos de crecimiento anuales. Es evidente que este procedimiento sólo se seguirá en casos especiales y en trabajos de investigación, puesto que lo que interesa normalmente es conservar la cornamenta como trofeo. En cualquier caso, podemos aceptar como suficientemente aproximado el cálculo de la edad de los machos como se viene haciendo tradicionalmente. Respecto a las hembras es muy difícil determinar la edad fijándose en la cornamenta; otros factores podían ser: el crecimiento de las piezas dentarias y la coloración del pelaje.




La cabra es adulta cuando presenta su cornamenta con más de cinco anillos o medrones y vieja cuando las puntas, después de haberse torcido hacia dentro, se dirigen hacia arriba.

Las monteses de Gredos presentan unos cuernos de sección transversal alargada, son anchos en la base y con una quilla muy saliente.

San animales de una madurez sexual muy precoz. Pueden concebir incluso a los dos años de su nacimiento. El celo comienza hacia mediados del mes de noviembre; los pastores y guardas de esta sierra llaman a la época del celo "corrientes o calores".


Rebaños de ambos sexos comienzan a juntarse, ya que durante el resto del año viven totalmente separados los machos adultos de las hembras con sus crías.

El instinto de reproducción despierta en los machos cabríos unos grandes trastornos nerviosos, que vienen acompañados de una gran acometividad por la posesión de las hembras; se vuelven peligrosos y se atacan unos a otros.


Es corriente oir, en el silencio de la alta montaña, los violentos choques de sus cuernos en las peleas nupciales. Aquel macho que empuje con más fuerza se convertirá en el "macho dominante" y se llevará a la hembra o grupo de estas, a lás cuales cubrirá a comienzos de mes de Diciembre.

Durante la expresada época, entran en actividad una serie de glándulas de la piel, que segregan cierto olor, especialmente en los machos, que si son cazados en estos meses, aún en la piel curtida se mantiene este olor característico durante una larga temporada.

La gestación de la montés dura unos cinco meses. Sólo después de dos meses se pueden observar ciertos signos de preñez. Con la llegada de la primavera y los primeros calores, en el mes de mayo, es cuando se verifica el parto. El chivo suele medir unos 50 cm. y pesar de 2 a 4 Kg.


Es caso muy raro que el recién nacido resbale por terrenos tan abruptos y se dañe. La madre deja escondido entre peñas al chivo hasta que, ágil ya, puede acompañarla. Los cabritos empiezan a mordisquear las hierbas a partir de los treinta dias de su nacimiento.

Prefieren las plantas más bastas para así afilar mejor sus incisivos.

Las hembras que, por cualquier circunstancia, son estériles son llamadas por estos lugares "cabras machorras". Los machos viejos que ya no pueden fecundar porque se lo impiden los machos dominantes andan errantes y solitarios por las cresterías de la sierra.

En cada rebaño existe un individuo centinela que, en posición elevada, vigila atentamente los alrededores del lugar. En el momento de peligro, este vigía lanza un silbido largo, agudo y penetrante, huyendo toda la manada en tropel. Es la típica imagen del macho montés en lo alto de una peña, con su silueta recortada contra el cielo. La huída del rebaño es característica y se desarrolla a la vez, tras unos momentos de titubeo, para poder elegir la dirección más conveniente.

La máxima autoridad del rebaño es el "macho dominante" de 10 a 14 años, que se suele rodear de dos o tres ejemplares mas jóvenes que él.
La actividad de los rebaños, durante el verano, se desarrolla al amanecer y al atardecer; las horas de sesteo coinciden con las de máximo calor y las monteses buscan lugares frescos e intrincados. Es muy difícil encontrar en los rebaños ejemplares con idénticas posturas, pues las adoptan muy raras y enrevesadas.

Durante el invierno, cuando el viento ruge y las inclemencias del tiempo azotan las soledad de la sierra, la cabra montés busca todo tipo de refugios, donde se cobija y pasa los peores momentos.

Mucho se ha hablado de la potentosa agilidad de las cabras que, según la leyenda, pueden efectuar enormes saltos desde una roca prominente a un pequeño saliente de la pared contraria.

La mortalidad de la montés por enfermedad es muy reducida, pero aún sería menor si no estuviera en contacto con las cabras domésticas y el ganado vacuno, muy abundante en la Sierra de Gredos. Las enfermedades que suelen padecer son la fiebre de malta y la fiebre aftosa.

En la actualidad, al estar muy protegidos los rebaños, se pierde la selección natural de la especie. Anteriormente al tener que enfrentarse la cabra contra sus depredadores, los ejemplares más débiles sucumbían, quedando los mejor dotados.

La especie pyrenaica, es exclusiva de la península Ibérica. Hace años desapareció la subespecie, lusitanica (1.890).

En 1.914, el zoólogo don Angel Cabrera, dio la siguiente clasificación y distribución en la península.

Taxonomía de la "Cabra Montés de la sierra de Gredos".

CAZA


La caza de la montés es una actividad difícil debido a las grandes dotes que posee este animal para lobrar escapar y que el cazador no consiga tenerla a tiro.
Se emplean varios sistemas de caza, desde hace tiempo ....

"Ojeo" o "Batida": Sólo se utiliza esta táctica cuando se trata de una cacería mayor. Consiste en que un grupo de batidores, provistos de todo aquello que pueda hacer ruido, van haciendo un cerco, cada vez mas estrecho, llevando a las monteses a los puestos donde se han colocado previamente los cazadores. Para un macho montés, resulta fácil romper ese cerco bien trepando por la roca o saltando por lugares inaccesibles para el ser humano. En la actualidad ya no se practica.

"El rececho": Es el único método que se practica hoy en la Reserva Nacional de Caza. Es la técnica más deportiva y la que refleja el verdadero valor de la caza. El cazador, en primer lugar, tiene que localizar la pieza en la zona que previamente le han indicado, perseguirla y aprovechar el momento para poder disparar y dar en el blanco.

Una vez capturada la pieza, y de acuerdo con un baremo establecido, a los cuernos del ejemplar muerto se les concede una puntuación basada en el perímetro del contorno, C-C, D-D y E-E ( Longitud de cada cuerna. Distancia de punta a punta. Edad apreciada).
La puntuación puede ser rebajada si los cuernos presentan desgastes en las puntas y en los contornos de los medrones.

Los trofeos se clasifican con arreglo a la puntuación en:

Medalla de Oro: cuando en la valoración se consiguen mas de 220,01 puntos.

Medalla de Plata: de 210,01 a 220 puntos.

Medalla de bronce: 195,01 a 210 puntos.

Tambien se clasifican con respecto a sus características en:

Machos de tipo A: que son los mayores o iguales a 10 años con puntuación mayor o igual a 195 puntos.

Machos de tipo B: que son los mayores o iguales a 7 años con puntuación mayor o igual a 190 puntos.

El importe del permiso para cazar un macho montés varía de años en año y esta compuesto de la cuota de entrada, que se fija todos los años antes de efectuar la subasta de los lotes, y de la cuota complementaria correspondiente a la puntuación del trofeo obtenido en la cacería, de acuerdo con el baremo fijado.

La temporada hábil de caza es de 1 de Abril a 30 de Junio y de 1 de Octubre a 31 de diciembre, permaneciendo de veda los otros meses.