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Por Pedro Serrano Molina.


La gastronomía de Navarredonda de Gredos, es cocina de interior, escueta y sencilla, pero contundente, como el resto de la cocina de Castilla y León, con esa simplicidad de las cosas perfectas.
Estamos hablando de lumbres encendidas y pucheros dispuestos para degustar los platos típicos serranos, a la diestra del Río Tormes, y junto al nacimiento del mismo, que discurre entre bellos pinares, y en medio de grandes pastizales, bañados por dicho río, y protegidos por las cumbres de Gredos, de los aires viciados del valle.

El paisaje es idílico; en los ríos de claras aguas encontramos una excelente trucha, en las extensas praderas, el cabrito y la renombrada ternera de Gredos, de raza Avileña Negra Ibérica, que el pastor aprendió a guisar, haciendo sopas, asados y fritos. El gran valor del sabor de esas carnes, para desarrollar los suculentos platos que imaginaran los primeros pobladores de estas tierras, ha dado lugar al desarrollo de una cocina en Gredos Norte, de la que es un perfecto exponente la de esta localidad, que la distingue por su calidad, ligada a una evolución que ha sabido combinar el antes y el ahora en los guisos de estos platos, utilizando unas materias primas de primerísima calidad.

En los pinares podemos encontrar una gran variedad de setas, que dan pie, no solo a un variopinto espectáculo de colorído, sino también a una extensa elaboración de guisos.

En la elaboración de estos productos, siempre cabe la imaginación de la persona que se ponga a cocinar estos suculentos manjares pues se trata de una cocina que no requiere grandes cualificaciones.

Pero vamos a conocer más de cerca los productos que dan píe, a la elaboración de los distíntos platos, que se pueden degustar en Navarredonda de Gredos; por sí usted tiene la suerte de acercarse hasta nosotros, le vamos a sugerir la cocina más típica:
Para bien yantar empezaremos por los embutidos de ibérico y de jabalí, que actualmente empieza a ocupar un sitio de privilegio.

Quizá el ocasional premio con que se encontraron los pastores al cuidar y arreglar las fuentes de agua, fue encontrar en ellas, un producto como la pamplina o boruja, que empezaron a utilizar en sus comidas, como ensalada o como acompañante de otros platos.

Si hemos abierto boca con los embutidos, podremos continuar con unas “Migas pastoriles” o con unas “Patatas Machaconas con torreznos”, sin olvidarnos de la Sopa castellana”.

Aunque los pastores tenían una cocina muy sencilla, bien es verdad que no se privaban de platos calientes ; quizá por el clima, su alimento siempre íba acompañado de productos como los antes ya relatados, pero también eran unos grandes especialistas en sopas como la “Sopa de Cachuela de Moragas o Canas”, y en guisos, entre los que podemos destacar el “Calderillo de Ternera con Patatas”, las “Patatas con productos de la Matanza”, las “Judías de Barco con oreja y chorizo” y la “Olla Serrana”, elaborada con productos de la tierra, como la acelga, el repollo, las alubias, y el cordero.

Caliente el cuerpo, y si éste nos lo pide, seguiremos degustando otra parte de la cocina tan buena que heredamos de nuestros antepasados :

La fina trucha criada en las aguas del Tormes o del Arenillas, con distintas elaboraciones, como por ejemplo las “Milhojas de Trucha y Hongos”, adaptación a los tiempos actuales con productos de la zona, sin olvidar lo más tradicional de los preparados de la trucha, “frita con jamón”, etc...

Dentro de las carnes hay que hacer mención también a la “Carrillada de Ternera estofada con alubias”, la “Fritá”, el “Guiso de cabrito con reineta”, el “Cuchfrito”, “El Chuletón de Ternera de Avila” y la famosa “Caldereta de cordero o de cabrito”, de los pastores de Gredos.

Entre los dulces destacar las masas fritas, que servían en momentos especiales de la vida, como una boda, una fiesta, un invitado singular, etc., agasajándoles con las “Rosquillas de sartén”, los “Mantecados de Aceite”, los “Sequillos”, las “Torrijas” y las “Hojuelas de Miel”.

Para terminar en nuestro paseo gastronómico por Gredos Norte, debemos degustar las suculentas exquisiteces, que con mucho cariño y mayor tiempo, nuestros mayores aprendieron a preparar de sus ancestros; estamos hablando de los postres dulces como el “Arrope de Calabaza”, la “Sopa dulce o Cazuela”, la “Tarta de Calabaza y Reineta” o los “Buñuelos rellenos de crema”, sin olvidar otros de elaboración mas sencilla como las “Natillas monjiles”, la “leche frita” o los “tocinillos de cielo”, aunque muchos preferirán acabar una buena comida con los quesos tiernos y curados de cabra, que no podían faltar en una zona ganadera como es esta.

Tipo de calderillo que utilizaban los pastores para sus guisos

Solo nos queda desearles que disfruten de nuestra cocina entre nosotros, con la seguridad de que quedarán satisfechos, tanto con el entorno de Navarredonda, como con su gastronomía.