Burgohondo se encuentra situado en el
valle del río Alberche, recorrido por éste de Oeste a Este, que
lo divide en dos partes. Queda limitado al Norte por las estribaciones de la
Sierra de la Paramera, y al sur por la de Gredos, lo que le hace contar con un
microclima que favorece la producción de frutas, uvas y hortalizas de
gran calidad. Sus melocotones son apreciados en toda España por su gran
sabor.
El municipio tiene una extensión de 54,14 Km². Su
población es de 1.243 habitantes, agrupados en el casco urbano y en
núcleos diseminados en torno al río Alberche. Cuenta
además con diversos núcleos rurales de diversa entidad, antiguas
poblaciones de agricultores y ganaderos cercanas a las explotaciones, de
difícil accesibilidad, lo que justificaba su dispersión y
carácter estacional. Todas ellas tienen hoy un denominador común:
localización en parajes de gran belleza, y nos recuerdan trabajos y
formas de vida de antaño, con sus hornos de hacer pan, casillas, potros
de herrar animales, fuentes naturales...
Nos ofrece Burgohondo la Abadía de Santa María, antiguo
convento de la Orden de San Agustín, joya románica (cuna de todos
los pueblos de la comarca) del siglo XII, declarada Monumento
Histórico-Artístico Nacional en 1983. Su iglesia se alza junto a
los restos del claustro del siglo XVI, contando con una fuerte torre. En el
ábside redondo aparecen verdugadas de ladrillo y signos
mudéjares, presentes también en las pinturas aparecidas tras el
retablo del Altar Mayor. Lo más notable es su orla, llena de figuras
realizadas con gran delicadeza y resolución.
No obstante, cuenta con otras construcciones de gran arraigo y
abolengo entre los vecinos: las Escuelas Viejas, construcción realizada
por los vecinos de Burgohondo para impartir las clases hace más de
cuarenta años.
El puente de Puente Arco, la Ermita de San Roque, Ermita de los
Judíos, la Plaza Mayor cuadrada, donde se desarrollan los festejos
taurinos...
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Posee numerosos
rincones, entre sus calles, de gran belleza y varios escudos esculpidos en los
dinteles de algunas casas.
Los alrededores son de una increíble belleza natural,
con mucha vegetación. Al estar regados por el río Alberche,
numerosas gargantas y riachuelos serranos forman caprichosas formas en la
orografía del terreno.
Si seguimos aguas abajo, llegamos por corrientes más o
menos rápidas ideales para la práctica del piragüismo
de montaña a la zona de baño de Puente Arco. Para pasar una
tarde tranquila, con el frescor del agua y los alisos, podemos acercarnos hasta
el Pantanillo o El Cañal, poco frecuentados y llenos de encanto. |
En torno al río Alberche se han desarrollado numerosas
construcciones de temporada, que han impulsado la vida del pueblo: Puente
Nueva, Matalaceña, Vado del Rey, Tabla de los Abades, La Peguera...

Por otra parte, Burgohondo ofrece a los amantes de los cazadores y
pescadores buen número de incentivos. Es notable la presencia de la
perdiz roja, la liebre, palomas y abunda igualmente el jabalí. Por su
parte, el pescador encontrará en las limpias aguas del Alberche barbos,
bogas, cachuelos, gobios y exquisitas truchas. Turismo ecuestre y senderismo
son prácticas perfectamente factibles en la riqueza ambiental de la
naturaleza de esta comarca. |